La alimentación macrobiótica define una manera de comer basada en el principio del equilibrio del Ying y el Yang y consiste en una adaptación de las tradiciones culinarias del Extremo Oriente. Sus partidarios atraviesan diez niveles de restricción dietética hasta que se alimentan solo de cereales.
Clasifica los alimentos en dos categorías: los Yang (alimentos activos) entre los que se encuentran los cereales, las legumbres, las hortalizas de raíz, el pescado y la sal, y los Ying (alimentos pasivos) dentro de este grupo están el azúcar, la miel, los productos lácteos, las frutas (sobre todo las tropicales), las hortalizas de fruto (tomate y berenjena), los tubérculos (patatas) y el alcohol. Debe existir un equilibrio entre los alimentos ying y yang para lograr la salud y el bienestar físico y mental.
También distinguen entre los nutrientes , de forma que casi todas las vitaminas de los grupos B y C son Ying, en tanto que las liposolubles (A, D, E y k) y la B6 son Yang. Estas clasificaciones carecen de sentido alguno desde el punto de vista científico. Este sistema macrobiótico consiste en una serie de diez dietas que se enumeran de -3 a +7. Las cinco primeras incluyen cantidades decrecientes de alimentos de origen animal, son prácticamente dietas vegetarianas. Las restantes son exclusivamente vegetarianas y contienen cantidades crecientes de granos de trigo hasta llegar a la dieta 7 que se compone exclusivamente de granos de cereales triturados. Además aconseja una limitación del agua de bebida, lo que puede producir grandes problemas de deshidratación.
Una dieta macrobiótica típica estaría compuesta por 50-60% de granos de cereales, 20-25% de vegetales, 5-10% de legumbres, 5% de sopas y porciones variables de algas marinas. Se evita todo tipo de carnes, leche o productos lácteos y no suelen consumir suplementos vitamínicos por lo que suelen aparecer grandes carencias nutricionales. El consumo de una dieta macrobiótica puede conducir a un déficit energético y proteíco (aporte de proteínas de baja calidad), y a una importante carencia de vitaminas A, B12, C Y D. Además posee un bajo contenido en calcio y hierro, cuya absorción está dificultada por la presencia de fitatos (ácido orgánico presente en semillas y fibra con acción secuestrante de minerales).
Debido a estos problemas, la American Society for nutrition (ASN) ha condenado constantemente la versión más restrictiva de esta dieta por sus carencias nutricionales. Menciona en sus estudios que su estricto seguimiento puede causar escorbuto, anemia, hipoponatremia e hipocalcemia y alterar el normal funcionamiento del riñón como resultado de la restricción en el consumo de líquidos, pudiéndose llegar a la aparición de síntomas propios de malnutrición con graves repercusiones sobre la salud.
Algunos de los principios de la teoría macrobiótica son positivos, como preferir los alimentos naturales y los precedentes de cultivos sin plaguicidas ó limitar el uso de azúcar refinada y sal, pero este sistema no deja de ser una dieta restrictiva que nos priva de muchos nutrientes muy importantes, los cuales ingeridos en cantidades adecuadas tienen efectos positivos en nuestra salud.
Aturner@s cualquier dieta restrictiva es un mal método tanto para perder peso como para intentar lograr la salud y el bienestar físico!
Cristina García Ansola