Siempre he sido un Consultor, incluso cuando estaba en el colegio, no lo sabía, pero ya lo era…
Fui un buen, mal y de nuevo buen estudiante, las etapas de la vida, creo que se llama adolescencia, pero siempre mantuve una curiosidad insana, no solo por la tecnología (recuerdo el primer video juego con el que jugamos en casa con mis hermanos….el frontón en una tele en blanco y negro), sino por las distintas formas de hacer y por la gente… me gusta la gente.
En el 99 hice el curso de SAP R-3 en la Academia SAP, 1.111.000 pesetas por un curso de 150 horas, complicado de explicar a la familia, al Banco y una de las decisiones más importantes, trascendentes y acertadas de mi vida.
Me divierte hacer lo que hago: presentaciones, toma de requerimientos, formaciones, testear (me han nombrado Beta-Tester de Honor en aTurnos), etc. pero creo que son dos las funciones fundamentales que están implícitas en la definición de consultor:
- Luchar a favor de la gestión del cambio.
- Favorecer la introspección que todos los clientes hacen al implantar un sistema como el nuestro.
Las empresas son “cada una de su padre y de su madre” y nuestra labor consiste en hacer sentirlos cómodos en esa transición y en acompañarles en el proceso, conocemos las soluciones a las situaciones que nos presentan nuestros clientes de manera que nos hace (y lo somos) muy confiables.
La “otra” cosa buena de ser Consultor es viajar, a veces duro es pasar muchos días fuera de casa, pero recompensa, en menos de 1 año y medio esté ha sido mi “itinerario”
El otro “itinerario” el vital, es más grande.