Planificar un equipo no es tarea fácil ni para el departamento de Recursos Humanos ni para Zinedine Zidane. Tras la eliminatoria de la Copa y el empate contra el Levante perdiendo más puntos en la Liga, quedan por salvar la Champions, pero lejos de cruzar los dedos y esperar lo mejor, ¿qué se debe cambiar o mejorar para evitar un año con resultados desastrosos? En este post, para ilustrar mejor algunas de las malas prácticas de la gestión de equipos, hemos escogido las razones que han conducido a la caída del Real Madrid.
Saturación de los empleados.
Durante el inicio del declive en la Liga, Zidane pasó de tener 22 futbolistas jugando habitualmente y de forma equitativa en el año anterior, a jugar con 11 a 13 jugadores realizando cambios de forma ocasional. El resultado ha sido una reducción del rendimiento de los jugadores cuyos fallos se han traducido en descontrol y ansiedad.
En nuestro mundo paralelo de Recursos Humanos, hay que tener especial cuidado en no cometer este mismo error, especialmente cuando se producen picos al alza en la demanda. En esas ocasiones hay que estudiar bien si es conveniente aumentar las horas a los actuales trabajadores o contratar nuevos, y no solo teniendo en cuenta el coste, sino también la posible saturación de los empleados (que a su vez se traduce en poca productividad, siendo igualmente dañino para la rentabilidad de la empresa).
Falta de autocrítica.
Hasta su último suspiro tras la eliminación de la Copa, el francés justificaba la realidad del Madrid echando la culpa a los rivales, el balón o la mala suerte. Para entonces el fracaso ya era tangible, y a Zidane no le quedaba otra que asumir responsabilidades y reconocer la situación.
En ocasiones como responsable de RRHH, uno ha de cuestionarse si el mal rendimiento o resultado no son asuntos del azar o la fuerte competencia sino de una mala gestión del personal así como de una inadecuada planificación. Somos humanos, cometemos errores pero solo si somos autocríticos podremos redireccionar la situación.
Malas decisiones improvisadas.
En numerosas ocasiones, como a las puertas de la eliminatoria contra el Leganés (con 0-1 de resultado), Zidane dejó fuera a Cristiano y a Bale, siendo éste último el que había solucionado el problema en partidos similares. Zinedine siguió sin modificar el esquema jugando con cuatro defensas y otros pocos más como Kovacic.
Para resolver los problemas hay que quitarse la venda de los ojos, analizar con profundidad la situación y pensar en soluciones innovadoras. No vale improvisar continuamente dejando el futuro en manos de la prueba error-acierto.
Cuesta abajo con el mismo plan.
Ya lo dijo Einstein, “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Todo el mundo adelantaba la situación del Madrid debido a que no se observaban cambios significativos, Zidane continuaba apostando por la misma idea y por la misma plantilla de la temporada anterior.
En ocasiones surgen cambios en el entorno o desviaciones que se deben corregir, y como manager de recursos humanos uno no puede hacer caso omiso optando por resistir la tormenta sin luchar contra los vientos en contra. Re-planificar no es malo.
Falta de ambición.
En el partido de la Supercopa de España contra el Barcelona, el Real Madrid había conseguido demostrar todo su potencial, ¡lo habían conseguido todo! Y eso lejos de ser una motivación para los jugadores, se transformó en una sensación de plenitud que impidió avanzar. El Madrid actual no tiene alma, no tiene esa garra que sacaba en las remontadas imposibles, ni ese espíritu competitivo de superación.
Esto ocurre también en las empresas, cuando se consigue un gran proyecto, y los miembros de la organización ya no encuentran otro objetivo por el cual darlo todo y trabajar a pleno rendimiento. Para esto es preciso fijar metas y objetivos continuamente para reanimar la chispa, y hacer del día a día una aventura.
Esperar que pase la mala racha.
La cuestión es, ¿y si no se trata de una mala racha sino de una mala gestión? Al Madrid se le ha visto entrar en declive desde los primeros partidos de este año, era entonces el momento de hacerse la pregunta. Si las cosas van mal continuamente, lejos de ser las víctimas favoritas de la mala suerte y de las desgracias, quizás lo que hay que plantearse es pegar un frenazo y hacer cambios significativos hacia otro rumbo.